5 DE MAYO. LA RIOJA, PUNTO Y APARTE EN EL CAMINO.

ETAPA 5. TUDELA - ALCANADRE 74KM
DISTANCIA TOTAL 464KM

Tras la lluvia de la noche, amanece despejado...pero con el temido CIERZO, podía haber sido el gran enemigo en el valle del Ebro y me ha dado tregua, pero tampoco era cuestión de no conocernos.

Así, entre la pena por dejar Tudela (es el sino del peregrino) y el viento, los primeros 20km hasta Kastejon se hacen duros, apáticos. Hasta reaparecen las molestias en la rodilla.

En Kastejon entro a comprar en una tienda. Me sorprende que por aquí ya no te preguntan si haces el camino (lo dan por supuesto) sino de dónde vienes. El hombre de la tienda sale a la puerta a despedirme y desear buen viaje...esos detalles dan fuerza al peregrino!

Al poco entro en LA RIOJA!! Recordando viejos tiempos con Xavi Pera yo sólo grito: Atención! cuarta comunidad autónoma por la que se circula y sexta provincia...La Rioja!...TOP!

Enseguida llego a Alfaro y hago mi segundo desayuno en una terraza en la plaza de la catedral, observando la mayor colonia de cigüeñas del mundo! Pienso: esto es vida! Y lo pienso por las aves, pero me digo que yo tampoco me puedo quejar!

Mucho más animado por una tranquila pista curveante ataca Van der Brooken! Me permito 10 minutos de plato grande y piñón casi a 40km/h.

Llegando a Calahorra, estoy haciendo una foto panorámica y aparece un pagès con katiuskas, faja y camiseta de imperio...muy auténtico! Me explica qué son los diferentes monumentos de la ciudad, como el convento de las "monjas encerráas".
Entre visitas y compras me pego 2 horas por la ciudad...a la salida, en un locus amoenus doy cuenta de las viandas, que pesan.

A partir de aquí el paisaje cambia, mucho más ondulado, más viñas...típico riojano.

Llego temprano a Alcanadre. Dudo si seguir hasta Logroño, pero no me apetece. A partir de Logroño empieza un nuevo camino...es mi última noche de soledad y de alguna manera me apetece cerrar este ciclo del viaje con tranquilidad. Noto que cuesta asimilar todo lo que te va pasando y necesito una tarde de calma para descansar, más mental que físicamente. Curioso, esto sí que no lo esperaba!

Acierto en la decisión, tengo el albergue para mí. La planta alta de estación del tren, la antigua vivienda del ferroviario.
Buena cena, con el dueño del bar y responsable del albergue (gratis). Mientras nos doblamos una de vino de la cooperativa del pueblo filosofamos un buen rato. En su juventud había recorrido mucho mundo de mochilero. También tiene familia en Mondragón, en Ergüin, mi barrio.