12 DE MAYO. ALTA MONTAÑA Y MUCHO MÁS!!!

ETAPA 12. ASTORGA-VILLAFRANCA DEL BIERZO. 79KM
DISTANCIA TOTAL 960KM

Desayuno con Joan y compañía, que siguen con sus bromas...Nos fotografiamos recíprocamente en la puerta del albergue y en marcha! Sale buen día cuando empiezo el ritual de ir pasando peregrinos.

El camino avanza por la maragatería, comarca enigmática...es como un altiplano, pero tampoco es plano...vamos subiendo pero no en exceso.

Junto al roble del peregrino, allá donde el camino se empina paro a quitarme ropa. Entablo una de esas conversaciones que se entablan casi sin querer, pero resulta que el bilbaíno viene a menudo por trabajo a Collbató y conoce toda la zona y claro, derivamos a hablar de los restaurantes de la zona, etc.














Al final reemprendo camino y pronto llego a Rabanal del Camino, bonito y ciudado pueblo de montaña, situado ya a 1.100m.
Aquí repongo fuerzas. A la salida, hago la buena obra del día con una pareja ciclista. Novatos ellos, con unas bici chingui-changa le hice unos ajustillos y un poco de aceite.



Llega el tramo más empinado de la subida. Yo por mi camino, nada de carretera...en el horizonte aparecen montañas nevadas!

Pronto llego a Foncebadón, pueblo antiquísimo de la magaratería. Fue fundado en el S.XII al instalarse un hospital de peregrinos. El Camino que le dio vida es lo que hoy mantiene alguna casa en pie, como albergue. A 1.450m el invierno aquí se intuye durísimo.

No mucho más arriba se corona "uno de los puntos con más carga simbólica de todo el Camino", según pone en la guía. LA CRUZ DE FERRO, 1507m.

Creo que es muy importante llevar una buena guía y aprovechar cada parada y parar en cada lugar a empaparse en lo posible de la historia, cultura y significado de cada lugar...vaya creo que es imprescindible, se vive muchísimo más. Si lo puedes completar con la charla con algún lugareño, mejor todavía.


Así me enteré que en la Cruz de Ferro, clavada en un tronco, cada peregrino deposita una piedra que ha de traer desde casa. Simbólicamente uno se descarga así de todo lo negativo de su vida anterior. La Cruz la puso en el S.XII el ermitaño Glaucemo, el que fundó Foncebadón, pero ya lo hizo sobre un monumento romano dedicado a Mercurio, dios de los caminos. Uff, cuando lees eso, el estar ahí toma mucho significado!

Con ese sentimiento de formar parte de la historia procedo al ritual de depositar mi piedrecita. De hecho mis piedrecitas, porque al salir de desayunar en Rabanal encontré una piedrecita sobre las alforjas y la guardé...no tengo idea si había caído de la pared o alguien me la dejó allí...a saber si por si yo no llevaba o para subírsela a alguien...No lo sé, pero es cierto que en el Camino estas cosas ocurren. Yo en mi papel de peregrino dejo que las cosas sucedan y así guardé la piedra junto a la mía de la forma más natural.

Para inmortalizar el momento de depositar la piedra escogí a un grupito que hablaba en catalán. Directamente les dije "aquesta pedra la porto des de Montserrat" con eso ya me los tengo ganados y se ofrecen a hacer la foto de tan importante momento!

Por la mañana, el hospitalero de Astorga con sus manos sobre mis hombros me ha pedido fervientemente que baje este puerto por la carretera, donde además hay hasta una señal advirtiendo del descenso a los ciclistas...no es más que cualquier gran puerto pirenaico, pero sí el mayor descenso del camino. Además, se recuerda a un peregrino ciclista belga fallecido en este descenso. Le hago caso y así llego al refugio Manjarín. A 1.460m . Tomás vive en una casita de piedra dando cobijo a los peregrinos. Se considera el último templario que desde hace siglos ocuparon el lugar con esa misma finalidad.


A partir de aquí el descenso es realmente rápido, con preciosas imágenes de montaña. Este puerto de Foncebadón se subirá en la Vuelta'09 como 1ª categoría.

A media bajada se pasa por un bonito pueblo de montaña, El Acebo, de cuento.
Casi 1000m más abajo de la Cruz de Ferro se llega a Molinaseca, pueblo muy bonito y acogedor.
Tengo la ventaja respecto a los peregrinos extranjeros de poder hablar con los lugareños y así mantengo una divertida conversación con dos señoras que pasean...mientras una me hace una foto, la otra se parte porque cree que su amiga se va a cargar la cámara. Sí, me entiendo con los lugareños aunque aquí en las inmediaciones de Ponferrada, el idioma de sus habitantes es ya la lengua gallega! Oir hablar en gallego es otro hito en este viaje!















Un pequeño desvío en el camino para ver una curiosa fuente romana excavada bajo tierra (ventajas de ir en bici) y pronto estoy en Ponferrada.

De esta ciudad destaca el castillo de los templarios, donde leo que, efectivamente, estos monjes guerreros se instalaron en la zona para dar protección a los peregrinos.













En un bar me dicen que no dan comida y le pregunto a la camarera dónde puedo comer bien (los esfuerzos del día lo requiere). La fornida joven me recomienda un lugar donde nunca comí un simple menú del día tan abundante y de calidad...qué ternera!

Otro detalle gallego es que con el café te ponen una botellita de orujo para aderezarlo y hacer mejor digestión!

Saliendo de la ciudad veo un parque donde reposar el festín. Allí encuentro otro peregrino vasco en la misma situación que yo.

Un poco más tarde prosigo hasta Villafranca del Bierzo donde decido terminar la etapa.
Es la capital cultural del Bierzo u "O Berço". Es curioso, tierra de encrucijada. Hasta aquí muchas reivindicaciones de País Llionés, Llión autonomía. Aquí, se mezclan estas con las que se reivindican galegas.


En el fondo de una olla es una comarca especial. La cruz de Ferro era un bode de la olla y me espera el otro...el puerto de O'Cebreiro, la entrada oficial a Galicia.

Como a mediodía funcionó, repito la técnica y me indican un mesón apartado de la plaza donde van a parar todos los foráneos. Allí entre vinos de la tierra y croquetas amasadas delante de mí vivo otro momento sensacional, gastronómicamente y algo más, difícil de explicar...como de autenticidad...además fuera empieza a llover y eso le da más encanto.

Cuando llego al albergue me encuentro a dos ciclistas cincuentones de Valladolid con los que había charlado en la plaza de Astorga. Nos alegramos de vernos, pues somos casi los únicos hispano hablantes del albergue.









Echamos el "resopó" en el porche del albergue...y al catre. Final de un día muy intenso, muy bonito.